“Una tarde llegó al taller donde trabajo a decirme que había un patrocinio, que me invitaba a formar un equipo. Días después me llegó con el dinero para inscripción y uniformes; cuando le pregunté cuántos jugadores había, me dijo que solo él, mi hermano y yo. Que los buscara a todos… Así empezó La Fiera”, explicó Raúl Sotelo al recordar cómo José Guadalupe Cruz, vecino de aquel entonces, colocó la primera piedra de Los Esmeraldas -en 2013- en la Segunda Mayor.
Desempeñado las funciones de encargado general y mediocampista de contención, Sotelo Colin ha sabido disfrutar los altibajos que un equipo de fútbol representa. Glorias y decepciones. El panorama momentáneo luce cierta penumbra en el seno felino. Tras cinco fechas celebradas, marchan penúltimos de la general y aún falta por encarar a calibres de la talla de Real Jurica y Crazy Boys, oponentes que en palabras de ‘Yuri’ son los que nuevamente perfilan al protagonismo de la división.
“Aunque es complicado porque perdimos tres seguidos, la meta es calificar; es largo el torneo y nos podemos recuperar. Nos quedamos con pensar que el torneo pasado íbamos a quedar campeones”
Lejos ha quedado esa campaña debut donde la franquicia alcanzó las Semifinales contra el extinto Santos de Satélite. De hecho, el propio elemento de la Colonia Comerciantes es el único sobreviviente de esa mística plantilla. Al relevo, cómo actual columna, han llegado Javier Sotelo, Juan Juárez, Yael Rodríguez, ‘Niño’ Estrada y Rafael Rosales.
Aún con todas las complicaciones recientes de los Panzas verdes, existe una deuda sentimental que, casi en automático, impulsa un rugido que promete la estadía del leonés.
«Esta temporada ya había declinado por dejar el equipo, pero llega el sábado y la espinita te manda a jugar. Motivado, terminas de trabajar y vienes a darlo todo hasta que el cuerpo aguante. Yo creo que va pa’ rato todavía La Fiera»
Finalmente, el ex Lobos se despidió con un fragmento anecdótico del por qué de su sobrenombre, que más allá de lo futbolístico, lo ‘marcó’ desde la juventud: «Trabajaba en un taller mecánico a los 13 – 15 años y había un taxista bien carrilla que me decía Pablito Ruiz, por el parecido al artista. Un día no fui a trabajar y me bautizó como Yuri. Y así se quedó»
